A nueve días de las elecciones locales, sin importar las múltiples evidencias de fraude electoral, el IEPC avaló hoy lunes por la madrugada el triunfo de Fernando Castellanos Cal y Mayor a la presidencia de Tuxtla Gutiérrez.
En este proceso electoral, que aquí denunciamos como el más sucio en la historia de la ciudad, el candidato del Verde se valió de todas las ardides posibles para alterar la voluntad mayoritaria de los electores, con “embarazo” de urnas, coacción de votantes, compra de votos, alteración de actas, boletas sin foliar, duplicación de actas, gastos de al menos 240 millones de pesos (con lo que superó 12 veces el presupuesto permitido) y, sobre todo, tener a su servicio al Instituto Estatal de Participación Ciudadana.
No he visto a autoridades electorales que actuaran con imparcialidad, sino a un grupo de criminales dispuesto a sabotear la decisión expresada en las urnas.
Debido al porcentaje menor al uno por ciento por el que superó oficialmente Castellanos Cal y Mayor a Paco Rojas, el próximo paso será el conteo de voto por voto, una estrategia ya planeada por el Verde, en donde seguramente la diferencia se incrementará a cinco mil votos a favor del candidato del gobierno, por el “embarazo” de urnas ya denunciado.
Paco Rojas y sus seguidores solo tienen como último recurso apelar a la sala regional del Trife con sede en Jalapa. Ahí tampoco se garantiza que los magistrados actúen apegados a derecho. Carlos Morales Vásquez, pese al fraude evidente en las elecciones de 2012, recibió la sentencia de derrota en esta sala.
Los magistrados desde luego estarán atentos a las manifestaciones que se registren en Tuxtla, y si se convierte en un asunto de seguridad nacional, intervendrán otros actores, como el secretario de gobierno y el propio presidente de la república, para recuperar la calma.
Foto: Sandra de los Santos/ Chiapas PARALELO.
La lucha por el triunfo de Paco Rojas será muy larga y desgastante, porque la sentencia se conocerá dentro de dos meses, tiempo durante el cual el gobierno chiapaneco espera apaciguar los ánimos de los tuxtlecos inconformes.
La decisión tomada es, sin embargo, un volado con muchos riesgos, cuyas consecuencias desconocemos aún, pero que sin duda marcará un punto de inflexión en la historia de la ciudad y del estado. Podría ser ésta la primavera chiapaneca, llegada en pleno verano.