![]()
Daniel Pineda Vera en la colecta de muestras de Cepillo, en Tuxtla Gutiérrez. Cortesía: Daniel Pineda.
*“La falta de apoyo a los proyectos de jóvenes, la mayoría se debe a la costumbre, es decir al apego de las practicas e ideas que han estado asentadas desde tiempo atrás, la falta de la apertura a la innovación, porque se saldría de un esquema ya establecido”, expresó Daniel Pineda Vera.
Daniel Pineda Vera, estudiante de séptimo semestre de biología en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, originario de Tuxtla Gutiérrez, ha estado trabajando desde hace un año con el proyecto La Selva Tuxtleca: Propuestas para el enriquecimiento y recuperación de la Biodiversidad en nuestra ciudad.
Añade que, bajo este título se engloban una serie de proyectos, eventos y actividades, enfocados a que el público tuxtleco en su mayoría conozca, reconozca y aprecie la biodiversidad que hay dentro de la ciudad.
Este proyecto nació en primera instancia de un trabajo de investigación realizado en el Parque Joyyo Mayu, con una vigencia de poco más de tres años, inicio como un monitoreo de aves del parque y por la curiosidad de observar las interacciones ecológicas entre las aves y las plantas.
“Me topo con un artículo publicado en 1963 por Don Miguel Álvarez del Toro, nos habla de una planta llamada cintillo, su nombre científico es Chlorophytum comosum, esta planta tiene la particularidad de atraer a muchas aves”, compartió.
Asimismo, menciona que Don Miguel Álvarez registró 69 tipos de aves que visitaban esa planta solo acá en Tuxtla Gutiérrez, comenzó a trabajar en ello, en campo apreció que plantas atraían aves y otros animales, con la visión de inculcar la reforestación.
“Plantar la idea de hacer la reforestación independiente de la recuperación de espacios públicos, con especies nativas de plantas mayormente para eso se consideran árboles, siguiendo el ejemplo de lo que rodea el medio ambiente de Tuxtla, la administración pasada público un reglamento de laboralización para Tuxtla Gutiérrez, presentaron un dictado muy completo, muy variado de especies que se pueden utilizar en el espacio urbano de Tuxtla Gutiérrez”, expresó.
En la práctica notó que la variedad de plantas en los viveros municipales, el del Jardín Botánico y los de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), son poco diversos, son plantas que la gente puede considerar benéfica por proporcionarle sombra o frutas, cuando se podría darle un enfoque más elevado.
“Haciendo una selección adecuada, puede que no nos den solo esos beneficios, sino que también generen atractivos visuales, como es el caso de atraer aves, mariposas, abejas, ya se empieza a trabajar con algunos compañeros de la universidad y hacer el trabajo de campo, registrar que plantas atraen a cierto grupo de animales que nos interesan, otras que también son medicinales, otras tienen importancia alimenticia”, añadió.
Pineda compartió que no se están limitando solo con árboles, también incorporaron arbustos, hierbas y bejucos, está consciente que habrá personas que no tendrán el espacio para un árbol, pero si para un arbusto.
“En los últimos meses también he trabajado en la colecta de semillas, colecta de esquejes y glándulas, como muchas de estas plantas no están disponibles comercialmente en los viveros, pues bueno hay que hacer esta labor de investigación, de experimentación para ver qué tan viable es un cultivo en un medio controlado y así es como comienza esta iniciativa”, expresó.
La mayor parte de actividad que desarrolla en sus proyectos es en Tuxtla Gutiérrez, donde radica, se enfoca en mayor parte a la divulgación de la ciencia, en este rubro ha trabajado con anfibios, reptiles, aves, hongos tropicales y plantas.
Haz clic para ver el pase de diapositivas.
Además, Pineda ha trabajado de forma individual como de manera colectiva en varios proyectos.
“De forma individual la ventaja es que existe la libertad de plasmar tal cual tus ideas y desarrollarlas de manera muy personal a ritmo propio, la desventaja es que uno puede llegar a ser poco veloz o cerrados al principio, por lo que la idea no se podrá desarrollar de manera adecuada o tener una visión sesgada de lo que se quiere hacer”, expresó el estudiante.
Pineda mencionó que, la ventaja del trabajo colectivo, además del esfuerzo compartido en un entorno adecuado, existe una retroalimentación, así como el poder conjuntar, colaborar y generar diferentes aportaciones y puntos de vista.
“En mi experiencia, también es muy difícil encontrar personas con la cuales, si se comparta de manera genuina el compromiso, entusiasmo y la iniciativa, no hablo únicamente de personas de mi edad, incluso con personas con mayor edad y experiencia, lo que ha resultado curioso es que, incluso he considerado que es mucho más sano y provechoso trabajar con personas de mi edad que compartir con personas mayores”, añadió.
El estudiante se ha encontrado con dificultades en el desarrollo de los proyectos, por la falta de continuidad, constancia y de compromiso.
“En el caso de los jóvenes, por el hecho de generar algún sentimiento de pertenencia e identidad, nos veamos impulsados de manera eufórica a participar en ciertas actividades que, al inicio resultan llamativas pero por no tener la experiencia, conocimiento o una visión sesgada de la situación, perdemos el interés, cuando se trabaja en equipo, una persona está a la cabeza del proyecto, si las demás personas lo tomaron de forma efímera, puede resultar frustrante para la persona que impulso”, expresó.
Por lo anterior, superar los obstáculos le ha resultado un poco difícil, hace unos meses era director y fundador de la organización Pájaro Cantil, estuvo alrededor de tres años en este proyecto.
“Con una amiga comenzamos con la idea pero por cuestiones personales tuvo que dejar la organización, quedo yo, muchos chicos comenzaron a sumarse a la iniciativa afortunadamente y de lo cual me siento orgulloso, avanzo bastante bien pero ya al cabo de un tiempo aun estando esta amiga tuvimos dificultades para que hubiera este compromiso con los chicos, a veces aunque hubieran las facilidades el apoyo, cuando a una persona ya no le interesa algo es muy difícil que participe”, compartió.
Cuando su amiga decide dejar la organización, el estudiante comenzó a tener mayor responsabilidad y carga laboral, de manera afortunada o desafortunada la organización fue creciendo acompañada de propuestas y más proyectos.
“Hubo un momento en que prácticamente estaba solo y ya no podía más con esa carga, a la vez ciertos conflictos y problemas, decidí dejarlo por la paz y renuncie a la organización, para ciertas iniciativas o eventos suelo hacer invitaciones a compañeros o a otras organizaciones, sigo confiando y creyendo en el trabajo colectivo”, compartió.
Después de su experiencia con Pájaro Cantil, surge un grupo de observación de aves llamado Heliomaster, está trabajando con algunos de sus compañeros que han demostrado contar con el compromiso, entusiasmo y la pasión genuina por trabajar en este tema de investigación y divulgación de aves.
Pineda siempre ha creído que las persona tienen una visión y conocimiento de lo que los rodea, por lo que son capaces de comprender, apreciar y generar aprecio, respeto y cuidado al tema que maneja.
“Por ejemplo nos dicen vamos a consumir orgánico, vamos a reciclar, no digo que este mal son actividades que debemos de tener en nuestra vida, el detalle es que no solemos identificar por qué o para que, no tenemos conocimiento por lo general de lo que nos rodea, al no tener conocimiento no sabes de dónde vienen las cosas, porque ocurre esto ¿Cómo se llama esta planta que está afuera de mi casa? o del pájaro que llega a visitarme, no tenemos un visión, un panorama más completo e integral de lo que nos rodea”, expresó.
Dijo que, la población debería tener acceso a esta información, el problema no es la falta de este, más bien la enorme brecha entre la ciencia, el conocimiento científico y la sociedad. Si hubiera un puente entre la sociedad, la ciencia y el acceso a la información, las cosas serian diferentes, habría una valoración y conocimiento sobre lo que hay y porque importa conservarlo.
Con los proyectos que ha realizado, se ha llenado de satisfacción, a través de ciertas experiencias, aunque todos los casos han sido de observación directa, en los recorridos que realizan de manera mensual y gratuita en el Parque Joyyo Mayu, se han percatado que hay personas que no tienen o nunca se habían tomado el tiempo para visitar el parque y observar toda la gran cantidad de fauna que ahí hay.
“Ya el vivirlo, el observarlo, tener la experiencia de ese contacto directo con estos animales llega un despertar del interés de las personas y de manera casi automática, les abre los ojos a las personas, empiezan a ver pájaros por todos lados, es increíble cómo las personas comienzan a ver como ocurre este efecto, empiezan a ver al mundo con otros ojos”, añadió.
Respecto al tema de la falta de apoyo a los proyectos de jóvenes, cree que la mayoría se debe a la costumbre, es decir al apego de las practicas e ideas que han estado asentadas desde tiempo atrás, la falta de la apertura a la innovación, porque se saldría de un esquema ya establecido.
“En cuanto al escepticismo al no confiar en las propuestas que los jóvenes tienen, si he notado esa falta de confianza, de tomar tal vez las propuestas de los jóvenes muy a la ligera, dejarlos en el aire, “Si hay te vamos a apoyar” “Nosotros te avisamos”, quedan muchas ideas al aire, muchos nos hemos desanimado por ello, por no tomarnos en cuenta”, expresó.
Para la solución a este problema, Pineda aconseja la apertura de espacios abiertos en el que jóvenes pueden expresarse y compartir, no solo hacer propuestas también echarlas a andar y sea visible el impacto que pueda generar en la ciudad, que haya un análisis y una retroalimentación de ideas.
“Es muy válido tomar en cuenta la experiencia que las personas de mayor edad tienen respecto a ciertos temas, no solamente en los aciertos, también en los desaciertos, si ya sabemos que llevan años haciendo algo y hasta la fecha no han obtenido nada, ya sabemos que camino no tomar y que camino si tomar para hacer las cosas, creo que ha habido bastantes foros y demás espacios que han dado la oportunidad, ha habido cosas bastantes importantes para nosotros”, compartió el alumno.
Es importante mencionar que, hay jóvenes que no han podido desarrollar o culminar proyectos, en un círculo cercano a él, se percató que hay más de treinta chicos, en esa situación.
Pineda aconsejó a los jóvenes que quieren iniciar un proyecto a que tomen las ideas y las experiencias de otros colegas, de personas de mayor edad que han tenido oportunidad de trabajar en ello, busquen la retroalimentación, resolver los problemas de forma creativa.
“Por ejemplo invitar a más personas a sumarse y escuchar sus iniciativas, aunque en un inicio los resultados no sean los adecuados, requiere de práctica, pensarlo varias veces, de ir mejorando en ello, siempre teniendo una visión objetiva, tengan muy claro el objetivo al cual quieren llegar, que los proyectos no surjan de un impulso de euforia”, compartió.
Un proyecto no bien pensando puede frustrar, como cometer errores de cierta notoriedad y relevancia en el medio ambiente.
“Una acción puede repercutir y puede dañar por bastante tiempo, si quisiera poner un ejemplo hablaría de la reforestación, se han cometido errores con la reforestación, es un organismo que va a repercutir en su medio cercano por muchísimo tiempo en la faina, hay que hacer una selección consensuada de plantas que se van a colocar en un espacio, es algo que debe plantearse muy bien”, dijo.
El estudiante invita siempre a sus compañeros a que no dejen ir las oportunidades que ofrece la universidad para generar experiencias, en voluntariados, cursos y talleres, pero siempre tomando en cuenta que la universidad no siempre les dará todo, que por iniciativa propia busquen estar activos en cosas que relacionadas a su carreta.
“También cosas que no estén meramente relacionadas, pero que sepan y confíen en que les va a servir en un futuro, por ejemplo, yo soy de biología, pero me tome un taller o un diplomado de administración de empresas, aunque no tenga que ver con mi carrera sé que me va a servir en un futuro, si alguien tiene un proyecto sumarnos y estar ahí”, expresó.
Pineda seguirá trabajando en el proyecto que más aprecio le tiene ahorita, continuar con el Parque Joyyo Mayu con actividades de divulgación, quiere que la gente conozca y se enamore de las aves.
“No es por nada, pero este parque es una cosa increíble, solo en ese parquecito de 15 hectáreas tenemos aproximadamente el 16% de todas las especies de aves de Chiapas, Chiapas tienen en total registradas 720 especies de aves, residentes que viven aquí todo el año como migratorias que visitan en verano o en invierno, de esas 720 en el parque tenemos 113, una cantidad increíble y hay cosas super interesantes”, mencionó.
También lleva trabajando en un libro, una guía de campo ilustrada de las aves del parque, espera terminarlo este año para que pueda ser publicado, esta es una etapa de una serie de actividades, quiere que regrese el grupo Heliomaster, en los paseos guiados y gratuitos, exposiciones, charlas, foros y demás actividades, enfocados no solo en el conocimiento de aves, también acerca de la flora y fauna que integran la selva tuxtleca.
“Espero seguir produciendo información bibliográfica sobre la biodiversidad del estado de Chiapas, ya anteriormente existieron los libros de Don Miguel Álvarez del Toro, pero no han sido reeditados, es información valiosa que el estado de Chiapas y su población ha estado perdiendo, es necesario que exista esa información, junto con algunos compañeros estamos planeando poner a disposición del público un vivero con el listado de plantas producto de la investigación que se está haciendo en campo, de plantas con las que podemos enriquecer los espacios urbanos dentro de Tuxtla”, finalizó.